Numerosos cantes hablan del saber como fruto de la experiencia concreta, en contraposición a un saber entendido como adquisición de un cuerpo elaborado de contenidos formales específicos.
Así, en la copla popular que canta Carmen Linares por soleá:
Presumes que eres la ciencia
y yo no comprendo así
por qué siendo tú la ciencia
no me has comprendido a mí
Canta Racapino por alegrías:
No preguntes por saber
que el tiempo te lo dirá
que no hay cosa más bonita
que el saber sin preguntar.
Recoge el padre de los Machado:
El tiempo y el desengaño
son dos amigos leales
que despiertan al que duerme
y enseñan al que no sabe
o éstas alegrías:
Quien va a comprenderme a mi
si yo misma no me entiendo
digo que ya no te quiero
y estoy loquita por ti.
De los sabios de este mundo
a aquél que más supiera
mételo tú en el querer,
lo verás prevericar.
Cante por cañá:
Son la ciencia y el saber
favor que le debo al cielo,
pero cuando hablo contigo
toito mi saber lo pierdo.
o las recogidas por Bañuls:
Compañera mía,
qué vamos a hacer
que cuentecitas que los pobres hacemos
nunca salen bien
¡Que misteriosa y adorable es nuestra cultura!
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